8 de noviembre de 2017

Arriba y abajo

Durante mi niñez, de vez en cuando, hacía algún intento por salir de debajo de la cama o me metía miedo produciendo todo tipo de extraños ruidos; sin embargo, siempre supe que la superioridad numérica estaba de mi lado, que mi familia me ayudaría llegado el caso.
            Después, con el paso del tiempo, mis padres murieron y mis hermanos se fueron marchando. Hace unas horas despedí en la puerta de casa al último de ellos y, desde entonces, le he visto pasearse por las habitaciones con un aire de superioridad insufrible, como si yo no fuese nadie, como si no existiese. Más tarde, cuando me he ido a acostar, él ha sido más rápido y ha ocupado mi lugar.
Ahora, acomodado debajo de la cama, pasado un primer momento de estupor, dejo que crezca en mí la venganza y me marco dos objetivos: que no vuelva a dormir con la luz apagada y que acabe llamándome monstruo.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

2 comentarios:

  1. Plantar cara a los propios miedos, sobre todo a la soledad, no hay nada más valiente.
    Siempre es un placer leerte, Luisa.
    Un abrazo

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