19 de enero de 2018

La gran evasión

            -Que se arrime un poco más al borde de la cama y que salte de una vez.
            Al osito de peluche le temblaban las piernas.
            -Vamos, se puede saber a qué esperas –dijo una de las muñecas desde el suelo.
            -No puedo.
            Oyeron entonces que la puerta se abría. La pequeña era preciosa, en eso estaban todos de acuerdo, pero había empezado a andar hace unos días y ya había causado algunas muertes en sus filas.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

3 comentarios:

  1. Ese momento en el que se echan a andar... todos lo hemos padecido. Enhorabuena Luisa!!!
    Besosss!!

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  2. ¿No podrían atarla? Digo, para evitar inconvenientes semejantes...

    Saludos,

    J.

    PD. Nótese el sarcasmo del comentario, gracias.

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  3. Se podría atar, jeje, pero no está bien visto.
    Y sí, Juancho, es un momento muy importante empezar a andar pero... a partir de ahí y hasta los 30.... todos de cabeza!!!!

    Gracias por vuestros comentarios

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